domingo, 8 de mayo de 2011

MANTO DE LA VIRGEN DEL ROCIO

Cuántas preocupaciones o alegrías habrán estado, están y estarán puestas bajo el manto de la Virgen del Rocío.

Cada día de nuestras vidas, por un motivo hoy y por otro mañana, terminamos rogándole que siempre nos permita formar parte del rebaño que Ella protege con singular entrega bajo su manto.

He sabido de personas que han implorado estar unos segundos sintiendo sobre su cabeza el manto de la Virgen. Lo hacían suplicándole salud y había quien tenía tanta certeza de su curación si llegaba a estar cerca de esa prenda de la Señora, que fueron sanadas milagrosamente por la plena confianza que demostraron al ponerse en sus manos, al amparo de aceptar la voluntad de Dios.

Casos inexplicables científicamente están enmarcados en ese río de Gracia del corazón de la Virgen.

Y no sólo la sanación de enfermedad física. También por su intercesión se han producido transformaciones impresionantes en aquellos que se acercan a la Reina de las Marismas reconociéndose necesitados de conversión inmediata.

Un día, alguien me preguntaba: “y a mí, que le agradecido y pedido tanto, ¿por qué no me da lo que le da a otra gente?”. Entiendo que la relación individual de cada persona con la Virgen hace que lo que recibamos también sea individual. Recibimos en proporción a nuestra Fe y, a veces, supongo que también en proporción a lo que hacemos con nuestro prójimo.

Creo que nadie que le pida con Fe a la que decimos en nuestra Salve: “Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos” se queda sin recibir la luz de su mirada y el consuelo que necesita. De la misma forma que creo que nadie que se haya sentido bajo su manto pueda seguir igual que antes, sin que se produzca ningún cambio significativo en su vida, en su conducta, en su relación con los demás.

Bajo el manto de la Virgen del Rocío es donde podemos sentirnos seguros. No nos apartemos nunca de él y esperemos confiados, porque los ruegos de la Virgen siempre vienen acompañados de abundantes frutos.
http://www.periodicorociero.es/
Escrito por: Francisca Durán Redondo / Jerez

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